El presidente italiano, Sergio Mattarella, destacó hoy que "sin memoria no hay futuro", al encabezar el acto principal por un nuevo aniversario del 25 de abril, la caída del régimen nazi-fascista, desde Civitella, una pequeña localidad en la que el 29 de junio de 1944 los nazis asesinaron a 244 civiles.
"Es necesario, hoy y en el futuro, recordar aquellas masacres de nazis y fascistas, y a sus víctimas, y las iniciativas nacionales y regionales que las apoyan son valiosas. Sin memoria no hay futuro", sostuvo Mattarella. El presidente llegó a la localidad en el Val di Chiana, en la región de Toscana, donde fue recibido por el ministro de Defensa, Guido Crossetto, en representación del gobierno y se dirigió al Salón de la Memoria de Civitella, que guarda documentos relacionados con la masacre de 1944.
"He venido hoy aquí, a Civitella - uno de los lugares simbólicos de la barbarie nazi-fascista - para recordar a todas las víctimas de los crímenes de guerra asesinados en 1944, en el territorio nacional y en el extranjero", dijo el jefe de Estado.
"No hay parte del suelo italiano - con la única excepción de Cerdeña - que no haya sufrido la violencia nazi-fascista contra la población civil y no haya llorado por los restos de sus conciudadanos brutalmente asesinados", añadió.
Mattarella recordó que Toscana "está entre las que han pagado el mayor tributo de sangre inocente, junto con Emilia-Romaña y Piamonte. Los historiadores han documentado hasta ahora en territorio italiano cinco mil crueles e infames episodios de masacres, represalias y ejecuciones sumarias".
"Con estas matanzas bárbaras, en su estrategia de muerte, los nazi-fascistas intentaron crear tierra arrasada alrededor de los partisanos para proteger la retirada alemana, establecer un régimen de terror contra los civiles para que no se unieran a los partisanos, llevar a cabo venganza contra un pueblo considerado inferior como aliado y, tras el armisticio, traidor", explico el presidente.
Mattarella consideró que "se trata de crímenes de guerra muy graves, contrarios a cualquier norma internacional y al honor militar y, más aún, a los principios de humanidad. No se puede invocar ninguna razón, militar o de otro tipo, para justificar los asesinatos de rehenes y prisioneros indefensos".
"Los nazi-fascistas lo sabían muy bien: los cuerpos de los partisanos capturados, torturados y ejecutados, debían permanecer expuestos durante días, como una siniestra advertencia para la población. Pero intentaron ocultar las masacres de civiles, con las víctimas enterradas o quemadas, no se sabe si por un íntimo sentimiento de deshonra o para evitar incurrir en los rigores de una justicia futura".
"Un largo rastro de sangre acompañó el camino de Italia hacia la Liberación. La sangre de los mártires, que pagaron con sus vidas las terribles consecuencias de una guerra injusta y desafortunada", recordó el jefe de Estado.
Mattarella destacó que los fascistas "lucharon junto a Hitler en la creencia de que la grandeza y la influencia de Italia se desarrollarían en un nuevo orden mundial. Un orden basado en la dominación racial, en la opresión o incluso en el exterminio de otros pueblos, pero también vano".
Finalmente, el presidente elogió el papel de los partisanos que se enfrentaron al fascismo. "La Resistencia, en sus muy diferentes formas, contribuyó significativamente al avance de los aliados y a la derrota del nazi-fascismo", dijo.
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